«Basado en hechos reales» es una frase que siempre funciona, ¡aunque a menudo es falsa! Especialmente en el caso de «Vigilante»: un supuesto «true-crime» que pone los pelos como escarpias… hasta que descubres el nivel de inventadas que alcanzan los guionistas. Descubre la verdad en este artículo sobre Vigilante: los 2 grandes cambios que exigió en el guión la familia de la historia real.
«Vigilante»: basada en hechos (más o menos) reales
La miniserie de Netflix «Vigilante» está protagonizada por Naomi Watts y Bobby Canavale, encarnando respectivamente a Nora y Dean Braddock: feliz matrimonio que logra comprar la (aparente) casa de sus sueños, en el 657 Blvd. de Westfield, Nueva Jersey. Sin embargo, el sueño trocará en pesadilla cuando la pareja empiece a recibir cartas amenazantes del autoproclamado «Vigilante» de la casa, construida hace más de 100 años.
Pero hay mucha ficción en estos «hechos reales»… ¡porque la verdadera familia jamás llegó a vivir en esa casa! En cuanto recibieron las primeras amenazas pusieron pies en polvorosa y se alejaron del peligro. Pero claro: sin conflicto, drama, reto a superar y algo de sufrimiento, ¡no hay miniserie! Y es que la vida real de la verdadera familia quizá no da para una ficción verdaderamente interesante…
La verdadera familia de «Vigilante»
En el año 2014, Derek y María Broaddus compraron realmente una casa de ensueño en el 657 Blvd. de Westfield, NJ (la dirección sí es real). Tenían 3 hijos en ese momento, de 5, 8 y 10 años de edad. Y Derek, nacido en Maine, acababa de ser ascendido al puesto de Vicepresidente Senior de una compañía de seguros de Manhattan. Eso le permitió lanzarse a la aventura de comprar su soñada casa de NJ, por casi 1 millón y medio de dólares, recién cumplidos los 40 años de edad.
Y entonces empezaron los problemas. Apenas 3 días después de cerrar la compra, cuando aún estaban haciendo obras en la casa y no tenían todavía fecha fija para la mudanza, recibieron la primera carta amenazante del «Vigilante». Y para cuando recibieron la tercera, ya habían decidido que nunca vivirían allí. En 2019 vendieron la casa por 900.000 dólares, asumiendo unas pérdidas cercanas al medio millón. Pero ¿a quién le importa el dinero cuando es tu vida la que corre peligro?
Llega Hollywood para contártelo todo con más emoción
La familia Broaddus tanteó muy pronto una posible adaptación televisiva de su historia, pero sus primeros contactos con el medio no les dejaron ni remotamente satisfechos. Y es que, en 2016, el canal Lifetime acabó produciendo una tvmovie inspirada en su caso… con tantos cambios y alteraciones que pudieron solapar los derechos que legalmente habrían correspondido a la familia.
Tras aquella primera decepción, los Broaddus fueron abordados por Netflix, con un proyecto de mucho más empaque y avalado por la participación de Ryan Murphy («American Crime Story», «Ratched», «Feud», «Dahmar», etc etc). Y confiando en el probado buen hacer de Ryan Murphy con las historias de crímenes, le dejaron cierta libertad creativa… a cambio únicamente de 2 exigencias y una sugerencia.
Vigilante: los 2 grandes cambios que exigió en el guión la familia real… ¡y una sugerencia!
Lo primero que exigió la familia Broaddus fue que cambiaran el nombre de los personajes principales. Podían aceptar que la historia no fuera estrictamente idéntica a la suya… pero, si no lo iba a ser, mejor que no usaran sus nombres verdaderos. Así fue como los Broaddus se convirtieron, en la ficción de «Vigilante», en los Braddock.
La segunda exigencia iba en la misma línea: el matrimonio de la vida real exigió, en relación al actor y a la actriz que les iban a interpretar, que no se les parecieran físicamente… ¡y que no intentaran la clásica recreación con maquillaje que a menudo acaba pareciendo una caricatura!
Con libertad de elección más allá de la apariencia física, finalmente contrataron a los ya mencionados Bobby Canavale y Naomi Watts: dos excelentísimos actores. ¿Los hechos reales? Bueno… ¿nos enganchamos más a una historia real con actores del montón, o a una historia ficticia con intérpretes que nos emocionan? Ryan Murphy lo tuvo claro, y prefirió sacrificar el «based on a true story» para favorecer otros aspectos. Interpretativos, narrativos… y estéticos: la casa de la serie está frente a un lago fabuloso, ¡y en la vida real no hay ningún lago ni remotamente cerca de la casa verdadera!
¿Y la sugerencia? Los Broaddus insistieron mucho en ella, aunque no se atrevieron a «exigirla». Sugirieron, pues, que en el desenlace de la serie… ¡quemaran la casa! ¡Ese es el cariño que acabaron teniendo a su «casa de los sueños», una vez que de ella sólo quedaron pesadillas y un agujero en la cuenta de medio millón de dólares!
Así que, en resumidas cuentas, si queremos historias reales tendremos que buscarlas en otra parte. Como por ejemplo… en nuestro artículo sobre 10 películas de amor basadas en hechos reales, ¡por increíble que parezca!
