Hola, soy tu menstruación. Así podría titularse la nueva película de Pixar, «Red», y el título se ajustaría perfectamente a su contenido. Precisamente por eso, muchos espectadores y usuarios de Disney+ han puesto el grito en el Cielo, acusando al nuevo film de ser «Demasiado maduro para los niños». Pero la Casa del Ratón tiene películas mucho más inapropiadas, con contenidos y elementos potencialmente escandalosos… que a nadie parecen molestar. Quizá porque no nos hemos parado a pensar de qué tratan realmente «La Sirenita» o «La Bella y la Bestia», entre otros clásicos. Recordemos ahora otras 10 películas de Disney mucho más polémicas que «Red».
1 / «La Bella y la Bestia»: glamurizando el síndrome de Estocolmo
Imaginemos el siguiente argumento: un hombre con problemas (los que sean) para relacionarse con el sexo opuesto mantiene prisionera en su castillo a una mujer, y sólo cuando ella se enamore de él podrá liberarla. Con esa misma trama rodó William Wyler, en 1965, la excelente «El coleccionista», que es una película… DE TERROR. Y sin alejarse mucho del «plot», Pedro Almodóvar filmó en 1989 la (muy) polémica «Átame», que es PARA ADULTOS. Entonces… ¿por qué en Disney pensaron, ya en 1991, que usar ese argumento para una película infantil era una buena idea?
Por supuesto, «La Bella y la Bestia» es brillante, luminosa y con una música fantástica. Pero también lo es «Siete novias para siete hermanos», y nos lo pensamos muy mucho antes de ponérsela a nuestras hijas.
2 / «La Sirenita»: entregando hasta su voz por un apretón hormonal
Empecemos por la edad: en la trama de «La Sirenita», la joven y bella Princesa Ariel tiene sólo 16 AÑOS. Aún así, se fuga de casa por un hombre del que sólo sabe que es muy guapo, renunciando a su familia, a su hogar, a su vida e incluso A SU VOZ. A él, por cierto, tampoco parece importarle que ella no diga ni una palabra: su aspecto basta para que surja el amor, «en esta laguna azul», y todo se arregla con besos. Dicho de otro modo: en tu adolescencia todo vale, hasta renunciar a tu propia personalidad, para darte el lote detrás de unos juncos. ¿Y luego nos quejamos de «Red» y la menstruación?
En el lado bueno, como en «La bella y la bestia», está la música de Howard Ashman y Alan Menken, y una Princesa que no espera a que la rescaten y toma la iniciativa. Lástima que la tome para arrastrarse tras un guaperas, mientras aplaude el mismo público que despotrica contra «Red».
3 / «Blancanieves y los 7 enanitos»: si una chica va a una casa donde solo viven hombres lo suyo es ponerse a barrer
El personaje que da título a «Blancanieves» se pierde en el bosque, se topa con siete mineros que la acogen en su casa… y casi antes de decir «buenos días» ya está barriendo, fregando, cocinando y haciendo coladas. Lo natural, claro. Luego es envenenada y queda (prácticamente) muerta hasta que un Príncipe con necrofilia la besa y la despierta. Perfecto, ¡ahora podrá cocinar para otro! Mientras tanto, los mineros con acondroplasia son tan estereotípicos que Peter Dinklage, alias Tyrion Lannister, ha puesto el grito en el Cielo al enterarse de que en Disney quieren hacer una nueva versión de «Blancanieves y los 7 enanitos». ¿Para qué?
También es verdad que es una película de 1939, que fue el primer largometraje de animación jamás realizado, y que fue una proeza técnica (y artística) en su momento. Pero reconocer todo ello no es incompatible con afirmar que la manzana de «Blancanieves» está ya un poco mohosa.
4 / «La bella durmiente»: a vueltas con la necrofilia
Un jinete cabalga por el bosque. Ve a una joven totalmente inmóvil, quizá dormida, aparentemente muerta. ¿Llama a la Cruz Roja, intenta reanimarla él mismo, busca ayuda a su alrededor? No: como es muy guapa, se enamora (?), le da un beso (??) y automáticamente ella se despierta y corresponde su amor (???). Besar a chicas inconscientes sin su consentimiento y llamarlo «amor» es, digamos, discutible; que eso resuelva la trama, sin que la chica tenga que hacer nada salvo tumbarse y llamar la atención con su belleza, tampoco parece el mejor modelo de conducta para una joven espectadora. Pero luego el problema es la niña de «Red» porque blablabla…
Reconozcamos, en cualquier caso, el magnífico diseño de personajes de «La bella durmiente», tan impactante y efectivo que apenas tuvieron que cambiarlo para que Angelina Jolie pareciese maléfica en, eso, «Maléfica». Pero aún así, por favor: basta ya de besar a chicas dormidas. No lo hagas en la vida real.
5 / «Dumbo»: qué divertido es ver emborracharse a un niño
El cachorro de elefante que protagoniza «Dumbo» se bebe, sin saberlo, una botella entera de champán (que ha caído, abierta, en su cubo de agua). Al poco rato empieza a sufrir un «delirium tremens» que le hace ver elefantes rosas tocando el trombón, entre otras imágenes que nos hacen preguntarnos si el vino espumoso iba acompañado de MDMA. Todo ello para que los niños y adultos nos riamos del bebé elefante: ¡mira, qué divertido es un niño con una cogorza monumental! Como lección infantil, no parece muy edificante. Salvo que consideremos que «Días de vino y rosas» es una de las mejores comedias de Jack Lemmon.
En el lado bueno, una vez más, la música y las canciones. En el malo, el alcohol, los niños traídos por la cigüeña, los cuervos afroamericanos y la interminable colección de penurias que sufre el niño protagonista. Seguro que Dumbo se cruza con Marco en la consulta del psiquiatra.
6 / «Aladdin»: la Princesa Jasmine no puede votar ni beber alcohol, pero sí casarse o seducir a hombres maduros
A veces se nos olvida que las clásicas Princesas Disney son, en su mayoría, jovencísimas adolescentes. Ariel tenía 16 años, pero Jasmine la supera teniendo ¡solamente 15! Aún así, no pasa nada si la obligas a casarse, o si aprovecha su atractivo físico para seducir y engañar al (más que) maduro villano. ¿Es eso menos grave que lo que hace la chica de «Red»? Por no hablar de que el héroe miente y engaña para tumbar, perdón, sentar, a la chica en su alfombra. Vale que ella se da cuenta, pero, ¿por qué no le arrea un tortazo al muchacho, en vez de reírle la gracia?
Sí, es verdad: el espíritu rebelde de Jasmine, decidida a ser la dueña de su propio destino, es un notorio avance en relación a Princesas Disney más clásicas. Pero, ¿basta con lucir los hombros y ser activamente sensual para considerarse «empoderada»?
7 / «El Rey León»: traición, muerte y culpabilidad sobre los hombros de un niño
Un poderoso Rey es asesinado por su propio hermano. El hijo y heredero del monarca contempla su horrible muerte, despeñado y después aplastado por una estampida de miles de bestias enfurecidas. Y por si eso no fuera suficiente para un trauma perpetuo, el verdadero culpable del crimen se las arregla para descargar su culpa sobre los hombros del niño inocente. Desesperado, el chaval huye, perseguido para siempre por el fantasma de su padre. Con un argumento muy (pero que muy) similar, William Shakespeare escribió la tragedia más famosa de la historia del teatro. A Disney le sirvió para una película infantil: «El Rey León».
Lo bueno: la música, más la de Hans Zimmer que la de Elton John. La animación, brutal, colosal, épica. Y el drama, magníficamente logrado… para los ojos de un adulto. Para los niños, cabe preguntarse si se debe «ser o no ser» espectador de este «Hamlet» de la sabana.
8 / «El jorobado de Notre Dame»: torturemos al tullido
Después de «El nombre de la rosa» y las torturas al hermano Salvatore, «El jorobado de Notre Dame» es el ejemplo más descarnado que ha dado el cine sobre cómo maltratar a un discapacitado. Y eso por no hablar de los primeros cinco minutos, en los que el villano desata un genocidio, asesina a una madre inocente, y a punto está de arrojar un bebé a un pozo. Y más tarde, se dejará arrastrar por la lujuria hacia Esmeralda… sin dejar de torturar al jorobado. Señores de Disney: si tantas ganas tienen de hundir a los niños en la miseria, pónganles «Los Miserables». Sólo es un poquito más inapropiada que «El jorobado de Notre Dame».
En el lado bueno: podría ser más dura. Podría tener a Russell Crowe cantando (o intentándolo), o al jorobado entonando»he soñado un sueño». Pero no hay muchas más formas de hacer que «El jorobado de Notre Dame» sea una experiencia traumática para los más pequeños.
9 / «Lilo & Stitch»: a la húerfana protagonista la separan de su hermana, pero ésto es una comedia
La protagonista de «Lilo & Stitch» pierde a sus padres en un trágico accidente de coche, y su hermana mayor intenta cuidar de ella lo mejor que puede. A ojos del Estado no es suficiente, y varios agentes (vestidos de negro) acuden en sus coches (negros), para llevarse a la niña. Por si la situación no fuera ya suficientemente funeraria, el diálogo de despedida entre las hermanas está pensado para romper corazones. ¿Se quejó alguien de que este film fuese «demasiado maduro para los niños»? No. ¿Hablar de la menstruación es «más maduro» que hacerlo del desgarro intrafamiliar? Tampoco.
«Lilo & Stitch» es, por otra parte, una película Disney atípica y refrescante, empezando por su diseño gráfico. Ni heroína ni secundarios responden a los cánones físicos habituales, y supuso una (tímida) apertura a la diversidad cultural, hawaiana en este caso, que luego han ampliado (y explotado) sabiamente con «Coco», «Vaiana», «Encanto», «Soul» o «Raya». Antes llegó «Lilo», y eso hay que reconocerlo. Pero reconozcamos también que es mucho más dura que «Red».
10 / «Toy Story 3»: la más adulta de las películas de Disney mucho más polémicas que «Red»
Todos los protagonistas de «Toy Story 3» están a punto de morir abrasados, y lo saben. No hay esperanza, no hay redención, no hay ninguna posibilidad de hacer nada al respecto. Salvo darse la mano, celebrar la amistad y esperar el final. Es, reconozcámoslo, una escena magistral, que aborda con entereza algo tan inaprensible para los niños como la inevitabilidad de la muerte. No es malo que lo descubran, ni es malo hablar de ello… a partir de cierta edad. Porque si lo ven demasiado pronto, no hay escena más devastadora en toda la producción conjunta de Disney / Pixar. Y eso que, insistimos: como espectador adulto, la escena es MARAVILLOSA.
«Toy Story» es, en muchos sentidos, la más extraordinaria de las franquicias fílmicas. Cada entrega de la saga eleva la anterior y la hace caminar por nuevos (y más adultos) derroteros, con hitos como el conflicto de identidad de «Toy Story 2» o la separación de quienes han sido tu familia en «Toy Story 4». Por no hablar de Forky y del motorista canadiense. Pero sigue siendo «Toy Story 3» la que más pone los pelos como escarpias.
¿Demasiado para los más pequeños? Probablemente. Pero déjala en espera y le llegará su momento. Y mientras tanto, ponle a tus hijos alguna de estas 15 películas de dibujos animados que NO son de Disney. No te arrepentirás.
